Debordo, el segundo hijo de la familia del marqués Müntzer, llevaba con él a diez guardias y a diez sirvientes cuando salió de la capital real. Todo este espectáculo fue parecido a un desfile, incluso estaban circulando varios folletos que hablaban sobre el. Esto fue algo que Hifumi vio claramente cuando regresó con Alyssa a la capital real.
En los folletos dispersos se podía leer lo siguiente: "Según el deseo de la princesa Imeraria, por el bien de la paz y la armonía de la nación, Debordo Müntzer ha sido nombrado el mensajero de la paz”.
A pesar de que esta es la capital real, la tasa de alfabetización es baja. Así que aunque varias personas recogieron los folletos, la cantidad de personas que pudieron leerlos era prácticamente inexistente. Una parte de la multitud, consistente de borrachos y gente despreocupada, estaba animando fuertemente. Pero la inmensa mayoría observaba fríamente al extravagante noble.
Así como la gente de abajo, en el balcón del castillo, Imeraria también lo miraba fríamente.
“Imeraria-sama, ¿Me necesitaba?”
La que la llamó fue Pajou del Tercer cuerpo de Caballeros.
"Oh, eres tu Pajou."
Cuando se dio la vuelta y vio el rostro de Pajou, Imeraria se relajó un poco.
"Con esto, por el gobierno he sacrificado a alguien más, ¿Verdad?"
Imeraria habló, como si estuviera burlándose de sí misma.
No, la primera víctima debería ser el que esta siendo aclamado como un héroe. (Pajou)
"El objetivo de Debordo era usted, Imeraria-sama. En mi humilde opinión, ¿No debería considerarse esto como defensa propia? Además, la que sugirió esto fui yo, así que permítame ser la que asuma el pecado de sacrificar a ese hombre.”
"... Estoy sinceramente feliz de tener tu lealtad. Bueno, entonces para que ese plan no se desperdicie, no podemos hacer nada más que avanzar, ¿Cierto?”
Siguiendo a Imeraria, Pajou salió del balcón y entro en la oficina de Imeraria. Pajou estaba siendo atormentada con una sensación de pesar. No por el plan de sacrificar a alguien, sino por lo que le había dicho anteriormente a Imeraria.
Anteriormente, después de separarse de Hifumi, Kasha y Sabnak se unieron a Pajou, por lo que ya habían regresado a la capital real. Con el objetivo de informar a Imeraria, los tres se prepararon rápidamente y se dirigieron a las puertas del castillo.
Después de que Kasha obtuvo el permiso para entrar, Imeraria recompenso a todos con algo de oro en reconocimiento a sus servicios.
Como había recibido previamente una remuneración de parte de Hifumi, Kasha se negó cortésmente, pero finalmente fue obligada a aceptar el oro como fondos para comenzar su vida de nuevo.
Imeraria, por otra parte, estaba pensando que si pudiera usar algo de dinero para ganarse a alguien que estaba cerca de Hifumi, a largo plazo seria un bajo precio a pagar.
Después de todo, si Hifumi seguía con la guerra y continuaba construyendo sus fuerzas, quién sabe cuándo se enfrentaría a Orsongrande. Temiendo eso, Imeraria quiso escuchar la opinión de Pajou, quien había visto de cerca la forma en que luchaba Hifumi.
Cuando sus informes concluyeron, Sabnak y Kasha se retiraron, y Pajou comenzó una larga sesión de seguimiento con Imeraria.
"Al principio no pensé que Hifumi fuera capaz de lograr tantos logros militares como lo ha hecho. Esto, por supuesto, es debido a que mis predicciones fueron demasiado ingenuas, por eso pensé que su destreza militar solo era alta individualmente. Pero él ya ha experimentado muchas batallas, parece que todavía subestimamos cuan absurdo puede ser.”
“Imeraria-sama. Puedo decir que tengo la misma opinión. El primer ministro también estaría de acuerdo con nosotras. Nadie podía esperar que su amor por las batallas le permitiera tomar el control del territorio enemigo con tanta facilidad.”
Aunque alguien sea fuerte individualmente, eso no significa que podrá sobrevivir en el campo de batalla. Y en cuanto a las dos, después de haber recibido el entrenamiento de la nobleza y el de los caballeros respectivamente, podían decir que en términos de estrategia y táctica, Hifumi era un experto. Además de usar métodos nunca antes vistos, también había logrado la menor cantidad de bajas posibles... Todos esos eran logros completamente inesperados.
Las noticias de los logros de Hifumi habían llegado a la capital real gracias a algunos comerciantes procedentes de Vichy, y estas ya se habían vuelto el tema de conversación dentro de la capital. Por donde quiera que vayas, podrías oír cómo el "Caballero de la Espada Delgada", con apenas pocas bajas, había abrumado a Vichy. Era como en uno de esos cuentos heroicos.
Era un poco exagerado, pero aun así todo era cierto. Aunque esto debería haber sido una buena noticia para Orsongrande al contrario de eso fue bastante desagradable. Incluso si el castillo real no quería que la popularidad de Hifumi aumentara, no había mucho que pudieran hacer al respecto.
Si eso continuaba así, Hifumi podría quedarse con toda la popularidad de Imeraria, así como el sentido de respeto que los ciudadanos tenían hacia el castillo real, todo eso por sí mismo.
"Realmente es un héroe, pero por encima de eso, es un lunático. Está alentando a las ciudades y a las personas dentro de ellas a luchar para así poder crear situaciones en las que pueda matar libremente.”
Usando palabras intencionadamente fuertes, Pajou le dijo eso a Imeraria.
No tenía la intención de decir eso, pero era un paso necesario para la preparación de su plan. Pues sólo bajo el liderazgo de la princesa podría llevarlo a cabo.
“Si me permite, tengo un plan que me gustaría presentarle.”
“Adelante, déjame saberlo.”
El plan en el que Pajou había pensado era, simplemente, "Hacer parecer que Imeraria fue quien terminó la guerra". Para Orsongrande, Aroseru, estando bajo su control, era esencialmente un territorio innecesario y difícil de gobernar.
Por esa razón, usarían a Debordo como mensajero para provocar a Vichy y hacer que envíen tropas para recuperar su territorio. De esa forma, mientras ellos luchan contra Hifumi en el territorio de Fukaroru, que le acaban de otorgar, o en Aroseru que fue ocupado recientemente, Imeraria devolvería incondicionalmente los antiguos territorios de Vichy con una concesión absoluta. Y por último, harían secretamente un acuerdo para poner fin a las hostilidades. Pajou planeaba lograr todo esto de una sola vez.
“Probablemente, Debordo será asesinado. Y la mayoría de los soldados que fueron a Aroseru y sus cercanías también morirán. Pero con esto, las conquistas militares de Hifumi se detendrán. Y entonces daremos a conocer que fue usted quien trajo la paz.”
Los soldados de Vichy deberían ser capaces de detener a Hifumi, ¿No?
En primer lugar, los disturbios iniciales estarían allí. Y cuando Vichy tome las armas, deberían ser capaces de deshacerse de Hifumi y causarle algunos daños.
"Siendo así, necesitamos que Vichy contraataque con un montón de soldados. Es necesario provocarlos hasta que crean que a menos que ataquen con todo su poder, no tendrán otra opción que enfrentarse a la ruina. Para ese propósito, tenemos que designar a un mensajero de paz para enviarles una carta provocadora.”
"... Por favor, piénselo un poco."
Al día siguiente, Imeraria llamó a Debordo a su oficina.
Finalmente, ha llegado su turno. Contemplando a Debordo caminando triunfante hacia Imeraria, Pajou sintió una mezcla de remordimiento y resolución. ¡Es por el bien del país!
Obviamente, el consejo central de Vichy recibió primero la carta que Hifumi envió.
“¿Entregar a Beirevura, eh?”
Al observar la carta que fue traída por su espía, el anciano del concejo dejó escapar un suspiro.
Ahora mismo el era el único miembro en esta sala. Todos los demás miembros estaban ocupados haciéndose cargo de sus propias ciudades. Se llamaba Minoson, el es el representante de una de las ciudades más alejadas de Orsongrande, por lo que después de haber reunido una cierta cantidad de soldados, regreso.
Los otros miembros del consejo también tenían planeado reunir soldados, pero esto generalmente era un retraso. Sus territorios estaban siendo reducidos gradualmente, dejando claro que sólo proteger la ciudad les resultaría difícil. Las ciudades cercanas a la frontera nacional estaban pensando frenéticamente en cualquier medio que les permita poder defender sus ciudades.
Si la ciudad de Minoson llega a ser atacada, significaba que Vichy ya había caído. Por supuesto, él no se esforzaría tanto sólo por eso. La guerra no cambia. Por el bien de una nueva era, cualquier pueblo poderoso que este en el lado perdedor tendría que ser sacrificado. Así es como es.
“Aun así, esto es problemático.”
El problema era la carta que estaba delante de él.
En lo que se refiere a renunciar al espía llamado Beirevura, Minoson era muy consciente de lo que sucedió en Aroseru. Si entregarlo acabaría con todo esto, habría sido una buena opción. Pero actualmente, el paradero de Beirevura era desconocido.
Antes de que esta carta llegara el fue llamado al consejo, en ese momento los informó de lo sucedido en Aroseru. El era un hombre de más de treinta años, con baja estatura y unos rasgos faciales que lo hacían parecer astuto.
Considerando el peligro de que Hifumi entrara a Vichy, cuando fue llamado tal vez llego a sospechar algo. La segunda vez que fue convocado, nunca apareció. Otros espías lo buscaron pero no lograron encontrarlo.
Es muy improbable que se haya dirigido a Orsongrande o al territorio de los Hombres Bestia. Lo más natural seria que utilizara uno de los contactos que obtuvo cuando se hizo cargo de la distribución de las herramientas mágicas para así poder cruzar a Horant. Siguiendo eso se pidió una investigación, pero Horant respondió con una carta formal diciendo que no existían registros de que cruzara la frontera. Aunque Minoson no lo creía en absoluto.
Sin embargo, no presionaron demasiado a Horant por eso.
Después de todo, si Vichy decide adoptar una actitud agresiva contra Orsongrande, y Horant reúne a sus soldados en las cercanías, eso aplicaría cierta presión. Entonces se podría hacer una propuesta para que, dependiendo de la situación, Horant y Vichy ataquen juntos, obligando a Orsongrande a defenderse en dos frentes.
Eran aliados, aunque no era una alianza conveniente. Sería difícil si sólo fuera Vichy, pero si Horant se uniera a ellos, podrían voltear la situación con Orsongrande.
"Si hacemos eso, ellos tendrán que destrozar sus cerebros para idear una contramedida."
Los miembros del consejo se reunieron dos horas después. En realidad no tenían opiniones opuestas, por lo que el plan de Minoson fue aprobado.
Después de todo, de acuerdo con la carta, no hay otras alternativas aparte de que Vichy se convierta incondicionalmente en un estado vasallo de Orsongrande, o sea completamente absorbido. Por el momento, Vichy no responderá a las exigencias o a las conversaciones de paz. Reunirán las tropas de todas sus ciudades y recuperarán algunas ciudades-estado. Después de lograr una victoria segura, entraran en negociaciones con Orsongrande.
Planean ir con todo. Tan pronto como terminen de reunir sus fuerzas, marcharan todos hacia Ródano.
En el momento en que Debordo y la comisión que representaba a Orsongrande llegaron a Fukaroru, Hifumi estaba dando instrucciones a los enanos para que construyeran un muro protector en la entrada de la ciudad.
Cuando un extraño y deslumbrante carro, seguido por unas 20 personas se acerco a la ciudad, los guardias y la población general se dispusieron a recibirlo. Pero Hifumi, sin embargo, los ignoró y continuó hablando con los enanos.
"Así que, haz algunos agujeros en forma de diamante en la pared, de esta forma."
"¿Está realmente bien, hacer agujeros en la pared?"
"Con esto se podrían usar arcos o lanzadores de jabalina para atacar. Aunque si los agujeros son demasiado grandes, serian inútiles, por lo que quiero que sean apenas lo suficientemente grandes como para apuntar a través de ellos”.
"Ah, ya veo."
Mientras el joven enano estaba admirando los conocimientos de Hifumi, Debordo y compañía entraron en la ciudad.
Sin embargo, los soldados bajo la dirección de Hifumi eran meticulosos. Incluso si el viajero venía desde adentro del país, o incluso si era un noble, igual debía ser completamente revisado.
“¡Qué groseros! ¡Soy el increíble Debordo de la familia del Marques Müntzer, un mensajero de paz nombrado por la excelentísima princesa Imeraria! ¡Ustedes soldados de clase baja no tienen ninguna razón para hacerme una inspección!”
Cuando detuvieron el carruaje, los soldados fueron interrumpidos por el arrogante Debordo, que les estaba gritando con una expresión violenta. Hasta el momento habían podido pasar libremente por todas las otras ciudades, pero aquí en Fukaroru fueron sometidos a una inspección, por lo que Debordo estaba insatisfecho.
Al escuchar las palabras "Enviado de paz", Hifumi se acercó al furioso Debordo.
"Cállate."
"Huh, eres un mocoso irrespetuoso. Eh, si tu eres el líder, no es de extrañar que tus subordinados también se comporten así."
Con una amplia sonrisa en su rostro, Debordo trató de burlarse de Hifumi. Sin embargo, la expresión de Hifumi no cambió.
"Esta es mi ciudad. Yo soy la ley. No sabemos que cosas están intentando meter tipos como tú, por lo que necesitamos realizar una búsqueda a fondo."
"Qué cosa absurda estas diciendo. Eso es para bastardos de clase baja como tu. Esto no me preocupa ya que pertenezco a un linaje de Marqueses. Avancen."
Cuando le estaba ordenando al cochero que avanzara, antes de que se diera cuenta, una brillante hoja estaba brillando delante de sus ojos. Habiéndose acercado en un instante, la Katana trazada salvajemente por Hifumi hizo temblar a Debordo. Sus ojos llenos de miedo estaban siendo reflejados en la hoja.
"Hiii... Bastardo, ¿Quién te crees que eres...?"
“Ya te lo dije, ¿No? Aquí, soy la ley. Si no obedeces las reglas, te eliminare como a un criminal.”
La cara de Debordo se volvió roja. Después de todo, no resistió la presión de Hifumi y estaba temblando de miedo. Dirigió una mirada de soslayo al soldado que según las órdenes de Hifumi estaba revisando el contenido de la rejilla del techo. Sin ocultar su furia, Debordo dijo con una voz temblorosa.
"Bastardo. Espero que estés preparado, por lo que acabas de hacerme... Por el mandamiento real de la princesa Imeraria, he sido enviado hacia el gobierno central de Vichy.”
Hifumi no respondió. Tomo una pequeña caja sellada que le dio el soldado que la encontró. Después de abrirla con cuidado, encontró en su interior un papel blanco puro. Este tipo de papel era muy raro en este mundo. Había sido doblado y sellado con cera de abejas.
“¡Ésa es una carta manuscrita de la princesa! ¡No es algo que a bastardos como ustedes se les permita tocar!”
Ignorando los gritos de Debordo, Hifumi tomó la carta en su mano y la sostuvo contra el sol.
"…Ya veo."
La carta sellada, fue devuelta rápidamente a su lugar original por el mismo soldado que la trajo.
“Eso es todo, adelante.”
“Recuerda esto, eres de clase baja. Después de cumplir mi misión, te haré arrepentirte de esa actitud.”
“¿Es eso así? Bueno, haz lo mejor que puedas.”
Completamente desinteresado, Hifumi regresó a su reunión. Mientras tanto, Debordo lo fulminó con la mirada hasta que ya no podía verlo desde el carruaje.
"Hifumi, ¿Está realmente bien?"
Origa corrió hacia Hifumi desde algún lugar. Tenía un Shuriken en la mano, como si fuera a lanzarlo en alguna parte.
“Es un patético bufón. No hay necesidad de tomarlo en serio. Probablemente ni siquiera lo veremos de nuevo. Dejando eso de lado, la frontera nacional de Ródano pronto se convertirá en un campo de batalla de nuevo. Reorganiza las tropas y prepáralas para partir en cualquier momento.”
“¿Tiene información de que Vichy va a atacar?”
"Supongo que sí. Pero parece que todavía tenemos tiempo de sobra. Así que preparemos cuidadosamente una fiesta de bienvenida para ellos. De acuerdo, parece que estaremos ocupados de nuevo."
Por supuesto. Utilizarían los diversos bienes que los enanos han hecho. Moviéndose hacia el lugar de trabajo de los Enanos, una idea tras otra sobre cómo luchar contra Vichy apareció en la mente de Hifumi.
Las conjeturas que Hifumi tenía acerca de la guerra serian ligeramente traicionadas por la realidad, tan sólo dos semanas después de este día.
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